soloJazz

Sabíamos de ella a través de unos pocos comentarios al paso desperdigados en una década. Y como todo lo oculto, uno lo rellena con una imagen glamorosa, casi divina.

Esa semana, todavía no entiendo por qué, este ser lejano se nos aparece. Presentimos la singularidad física que se aproximaba: el universo adquiriría tensión infinita y no se sabría qué saldría luego de la implosión.

Quedamos en pasar a buscarla para luego ir por unas cervezas; ver cómo era realmente; qué quería.

Me vestí mejor que normalmente, y hasta me tiré una gota de perfume en el cuello. Nunca uso perfume porque el desodorante ya trae demasiado. Durante la ida a buscarla iba arrepentido por el nuevo olor que llevaba encima. Me molestaba y sentía que le molestaría a todos los demás.

Ahí estaba, envuelta en una exagerada cantidad de abrigo que sólo dejaba apreciar sus ojos y su escasa estatura.

Se trepa al asiento de atrás del auto.

Inmediatamente, su aliento a vino lija intoxica la cabina.

Desapareció mi perfume y la imagen glorificada, y el universo seguiría acumulando tensión por algunas horas más antes de cambiar de curso bruscamente.